Rezando por un futuro sin «Millennials»
El otro día tuve una reunión con el gerente general de una importante empresa transnacional de consumo masivo, estaba bastante ofuscado porque me mencionaba que ya no sabía qué hacer con los nuevos grupos de millennials que entraban a su empresa, «Ellos simplemente quieren hacer todo a su manera, quieren flexibilizar todas las normas y no están dispuestos a obedecer las órdenes que les dan” decía perdiendo la paciencia. Finalmente me solicitó una serie de talleres organizacionales para que “estos millennials” se alinearan a la cultura de la organización. Yo, durante toda la conversación hacía un esfuerzo enorme por no hacer notar una sonrisa irónica, ya que quién estaba escuchando la catarsis del gerente y que pronto capacitaría a sus líderes, sería un millennial, ¡YO! .
Yo creo que hemos venido a este mundo para SER Felices, y esto implica poder entrar en un círculo virtuoso de aprendizaje constante en todos los ámbitos de tu vida, tanto en el personal, como en el profesional, esta vida trata de estar constantemente buscando salir de la zona de confort y meterte en la zona de aprendizaje, el problema con esto es que la zona de aprendizaje genera incomodidad, y exige de cada uno de nosotros dar una milla extra, en cambiar nuestro sistema de creencias, cambiar nuestras conductas, gestionar nuestras emociones de manera distinta entre otro sin fin de cosas, y eso, a decir verdad, cansa y exige adaptarnos día a día.
Me sorprende mucho escuchar a líderes de organizaciones quejándose de la cultura millennial, de estos nuevos jóvenes que más que solo dinero, están centrados en poder ser más felices, que en vez de vivir preocupados en el futuro, buscan vivir más el presente, que en vez de querer demostrarle al mundo que solos lo pueden hacer todo, buscan generar de manera colaborativa situaciones de ganar-ganar, y que no responden a jerarquías impuestas, sino que están dispuestos a mantener relaciones interpersonales, donde prevalece la manera de ser y lo que nos podemos aportar mutuamente, en lugar de la cantidad de diplomas que estén colgados en la pared de la oficina. Creo que cuando los líderes de las empresas empiecen a entender que su generación es la que crió a los millennials, y que inevitablemente vamos a ser los que tomemos las decisiones en el mundo en los próximos 5 a 10 años, se abrirán puentes de comunicación y aprendizaje mutuo, con el único fin, y más arraigado a la cultura millennial, de poder dejarle un mejor mundo a las futuras generaciones.